Castillos en el aire

9/2/09


El ruido de las olas dibujaba su silueta. Iba y venía con la resaca. Subía y bajaba con la marea. Desaparecía con el silbido del viento que rompía contra las paredes carcomidas del refugio y con el abrazo de la nostalgia…

A lo lejos, casi llegando al horizonte, se podía observar la danza de su cabello alborotado y su sonrisa exagerada que volaba sin rumbo como una gaviota. Su voz daba mayor testimonio de Dios que un Padre Nuestro y un Ave María. Su canto de libertad era capaz de romper las redes de los pescadores más diestros…

No era precisamente hermosa, ¡era tan frágil como un papel de seda! Por eso, decidí construir un castillo en el aire, para cuidarla todo el tiempo desde el cielo mientras esté en vuelo…

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Mi querido psicópata q te fumas que escribes cosas tan buenas? Pásame un poquito a ver si se me pega algo de tus líneas..Siempre te lee Camila jajaja ;)

Luis Enrique Medina dijo...

JAJAJAJAJA! Gracias por leerme mi querida y "misteriosa" Camila... Besos miles señorita "desconocida" jejeje

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